Los antiguos historiadores griegos llamaron íberos a los pueblos que vivían, principalmente, en la franja costera del levante y sur de la Península Ibérica (desde la actual Andalucía hasta el sur de Francia). Así los diferenciaban de los pueblos del interior, los celtíberos y celtas. Los griegos y fenicios supieron de ellos cuando colonizaron algunos puntos costeros, entraron en contacto con ellos y así les influenciaron con su cultura.
Pero los íberos (denominación utilizada por los colonos helenos y púnicos, pero no por los propios nativos) se dividían en multitud de pueblos distintos: contestanos, oretanos, bastetanos, turdetanos, edetanos, layetanos... Aunque compartían costumbres similares, una cultura en común y un mismo idioma, se tenían por pueblos distintos, muchas veces enfrentados entre ellos debido a los pillajes. Aún así, antes de la conquista púnica narrada en "El espíritu del lince" no se tiene noticia de grandes enfrentamientos en la Península Ibérica.
La sociedad íbera se basaba en una jerarquía muy definida. Por encima de todos estaba la casta noble y guerrera. Eran dueños de las tierras, y para ellos trabajaban el pueblo llano en calidad de clientes dependientes: juraban lealtad a los nobles a cambio de un hogar, alimento y protección. Incluso por encima de los aristócratas estaba la casta sacerdotal, destacando especialmente las mujeres que dedicaban su vida a este oficio. Como representantes de los dioses y las fuerzas naturales, su prestigio era máximo. Sin embargo, la religión íbera es todavía un gran misterio para los investigadores.
ALGUNOS VÍDEOS INTERESANTES
Recreación de un poblado íbero
Equipo de reconstrucción histórica Ibercalafell
EL FIN DE EDETA
(con Gabriel Castelló, autor de "Valentia")
